Círculos de fuego y maquillaje

En El Camino de un Soñador, conté cómo descubrí a KISS cuando era apenas un niño de 7 años, allá en México. No fue en un concierto, claro, sino en revistas, carátulas de discos y el asombro que causaban sus trajes, su música y su maquillaje. En ese entonces, verlos en vivo parecía un sueño inalcanzable. No hablaba inglés. No tenía acceso a conciertos. Ni siquiera imaginaba cómo sería estar frente a ellos.

Pasaron los años. Crecí. Crucé fronteras, físicas y emocionales. Construí una vida muy distinta a la que conocí en mi infancia. Y muchas de esas cosas que parecían imposibles comenzaron a suceder: estudié en Estados Unidos, formé una familia, viví cosas que de niño sólo soñaba.

Y entonces, algo inesperado ocurrió en el mundo de la música:

KISS anunció la reunión de su alineación original.

Gene Simmons, Paul Stanley, Ace Frehley y Peter Criss estaban de regreso. Los rostros originales, la energía de siempre, el fuego y el espectáculo. Aunque fuera por poco tiempo, era una realidad. Aquella banda que parecía haber quedado en el pasado volvía con fuerza.

Y aquí viene la sorpresa que no compartí en el libro: Paty y yo fuimos a verlos.

Sí, con la misma mujer que ha estado a mi lado en tantos momentos de vida, cumplí ese viejo deseo: ver a KISS en concierto.

Ese momento fue mucho más que un show. No solo se trataba de guitarras y fuegos artificiales, sino del significado que tenía para mí. Mientras el estadio estallaba al ritmo de “Rock and Roll All Nite”, me di cuenta de que estaba en medio de un sueño que había comenzado cuando era apenas un niño en Piedras Negras.

Y no estaba solo.

La vida no se mueve en línea recta. Da vueltas. Algunos capítulos no terminan, simplemente esperan el momento indicado para continuar. Ese concierto no fue solo música: fue memoria, fue tiempo, fue realización. Fue otro ciclo que se cerraba… o quizás, uno que simplemente volvía a empezar.

Eso es lo que representa mi libro.

No es fama. No es fantasía.

Es el poder de los sueños sencillos. Es la fuerza de insistir.

Es la magia de vivir para ver cómo, un día, lo que parecía imposible se vuelve parte de tu historia.